Ayer tuve de nuevo otra sesión de mi terapia de grupo. Esta vez la cosa tomó unos niveles de surrealismo que me espantaron, asi que estoy considerando seriamente - talvez debería decir que ya lo decidí - buscarme otro terapista. Ya yo me esperaba encontrarme a la señora de la mirada perdida, que ahora sí se porqué viste de azul (es odontóloga y viene directo de su trabajo), pero REALMENTE no esperaba encontrarme al señor que parece un mapa (perdóname dios mío por mi falta de caridad) y que tiene un ojo ido y que además el pobre, es medio sordomudo.
Porque para empezar no basta que uno se sienta culpable por todo, encima hay que compartir la terapia con semejantes seres que a leguas se ve que sufren mas que uno. Super estúpidas mis razones en comparación con las suyas. A mi no me esta cambiando el color de la piel. Y aunque el inglés no sea mi idioma materno, no es que tengo que hacer un esfuerzo más que considerable para articular un par de palabras como el señor que parece un mapa (perdóname dios mio, por ponerle motes tan espantosos a la gente).
Asi que como era la primera vez que el señor que parece un mapa de chocolate con vainilla asistía a la terapia, nos concentramos básicamente en entenderlo a él y en entender lo que podía estar sintiendo y cómo hacer para que no se sintiese asi. El primer reto en realidad era intentar descifrar lo que aquel hombre decía, porque no sólo los afroamericanos de este país hablan una jerga bastante inentendible para el ciudadano común de por sí, sino que por su impedimento, al pobre hombre no se le entendía nada, y la doctora Graves, muy amablemente, nos hacía una especie de traducción simultánea y resumida de lo que el señor hablaba. La señora de la mirada perdida, esta vez no tenía la mirada perdida, esta vez miraba con detenimiento al señor que hacía unos esfuerzos espeluznantes por explicarse sin conseguirlo en absoluto y yo no sabía para dónde mirar. Finalmente el señor que parece un mapa terminó su disertación y dijo que había decidido no hacerse mas tratamientos de luz (el señor que parece un mapa sufre de vitiligo pero no quiere someterse al tratamiento de rayos UV a pesar de que se siente incómodo con su aspecto físico) y que había decidido aceptar su condición y ya no quiso decir más nada.
Bueno, ahi ya mas nadie tenía mas nada que decir despues de aquel reality-check.
Pero como yo soy muy salida y el silencio me incomoda, dije bueno yo vine a hablar de mis problemas y empecé con mis malcriadeces de que no encuentro motivos para vivir, etc.
Oh craso error.
Porque entonces la cosa tomó un matiz religioso cuando la doctora Graves que es muy creyente dijo que uno tiene que aceptar que las cosas que pasan forman parte de un plan divino y yo salté y dije, bueno yo no creo en dios asi que eso no me sirve, y el señor que parece un mapa me empezó a sermonear mientras acercaba peligrosamente su silla más y más a la mía y yo que no quería ser grosera con él ni herir sus sentimientos, entraba más y más en pánico no sólo porque no entendía ni papa de lo que me decía sino porque le veía clarísimas las intenciones de tocarme. Y así sucedió. El hombre que parece un mapa me puso un dedo encima mientra me preguntaba yo no sé que cosa y yo, que no soporto que me toquen cuando me hablan, me puse rígida y mirando fijamente a la doctora Graves le dije - me gustaría que la terapia, por favor no se enfocase en el tema religioso y no quiero seguir hablando del tema. A lo que ella muy solícita de nuevo accedió y le pidió al señor que parece un mapa que no insistiera mas.
I'm sorry mister map, I can't share my therapy with you.
De más está decir que anoche no pegué un ojo en toda la noche, y ni el xanax pudo conmigo...
Seguidores
viernes, 29 de abril de 2011
miércoles, 27 de abril de 2011
permiso para sufrir
Desde que descubrí que estoy deprimida es como si mi cerebro se hubiese volcado completamente al sufrimiento. Como que yo sabía desde hace mucho que estaba deprimida pero no lo aceptaba, como miles de personas, me imagino, que prefieren pensar que la tristeza y la desgana son pasajeras y que solo necesitan descansar.
Es como si me hubiesen dado permiso para sufrir.
Una excusa para machacérselo todo a la enfermedad, un motivo para entender el dolor constante, para entender el no entender. La soledad, el absurdo de vivir. La excusa perfecta para seguir autodestruyéndome metódicamente con más y más pastillas, porque ahora, tengo permiso. Ahora es una obligación y no soy yo quien se controla.
Le he cedido el control a la enfermedad. Y quiero hundirme en sus brazos blancos y fríos.
Asi que con permiso, si no me entienden, no se preocupen, estoy disfrutando de mi permiso para sufrir en paz...
Es como si me hubiesen dado permiso para sufrir.
Una excusa para machacérselo todo a la enfermedad, un motivo para entender el dolor constante, para entender el no entender. La soledad, el absurdo de vivir. La excusa perfecta para seguir autodestruyéndome metódicamente con más y más pastillas, porque ahora, tengo permiso. Ahora es una obligación y no soy yo quien se controla.
Le he cedido el control a la enfermedad. Y quiero hundirme en sus brazos blancos y fríos.
Asi que con permiso, si no me entienden, no se preocupen, estoy disfrutando de mi permiso para sufrir en paz...
lunes, 25 de abril de 2011
focus
Desde que esta depresión me atacó hace meses ya, he estado luchando día a día con lo que -aparte del insomnio- me parece la parte más difícil de soportar de esta enfermedad. Hace meses que no logro concentrarme bien. Que no logro períodos largos de concentración, no sin hacer un esfuerzo enorme que me deja desgastada y triste. Yo decía que esta enfermedad, como cualquier otra, es impairing, porque evita a toda costa que uno pueda funcionar con normalidad. Hace dos meses ya que comencé con el tratamiento y hasta ahora no veo mucha mejoría en mi capacidad de concentrarme o de encontrar motivación en hacerlo.
Tener metas, seguirlas, tener un plan. Sentir que uno puede hacer borrón y cuenta nueva y comenzar desde cero con las energías renovadas y ganas de que la vida sea algo nuevo. Yo coy incapaz de hacer eso. Los días se me escapan en la lucha por seguir y no rendirme, tratar de concentrarme en mi trabajo -inutil por demás- y sentirme satisfecha con las cosas que he hecho durante el dia.
Hace dos meses ya que comencé el tratamiento y todavía no he dejado de sentir que no vale la pena seguir tratando de vivir, porque ni siquera puedo recordar cómo es que se siente ser normal. Me muero de envidia cuando veo a la gente en la calle , respirando, hablando, amando, como si todo fuese gratis y sin hacer ningún esfuerzo visible. No lo entiendo. Es como si todos estuviesen ciegos y no puedisen ver lo fatuo que es todo. El horror que es todo.
Pero no. Soy yo la que no puede ver. Es la enfermedad la que no me deja ver. Los demás, como siempre, pueden ver y sentir cosas que a mi me están negadas.
Odio esto. Odio el lugar donde estoy. El infierno queda en mi cabeza y yo debería poder deshacerme de él.
Tener metas, seguirlas, tener un plan. Sentir que uno puede hacer borrón y cuenta nueva y comenzar desde cero con las energías renovadas y ganas de que la vida sea algo nuevo. Yo coy incapaz de hacer eso. Los días se me escapan en la lucha por seguir y no rendirme, tratar de concentrarme en mi trabajo -inutil por demás- y sentirme satisfecha con las cosas que he hecho durante el dia.
Hace dos meses ya que comencé el tratamiento y todavía no he dejado de sentir que no vale la pena seguir tratando de vivir, porque ni siquera puedo recordar cómo es que se siente ser normal. Me muero de envidia cuando veo a la gente en la calle , respirando, hablando, amando, como si todo fuese gratis y sin hacer ningún esfuerzo visible. No lo entiendo. Es como si todos estuviesen ciegos y no puedisen ver lo fatuo que es todo. El horror que es todo.
Pero no. Soy yo la que no puede ver. Es la enfermedad la que no me deja ver. Los demás, como siempre, pueden ver y sentir cosas que a mi me están negadas.
Odio esto. Odio el lugar donde estoy. El infierno queda en mi cabeza y yo debería poder deshacerme de él.
miércoles, 20 de abril de 2011
perdida
Hoy parezco la señora de la mirada perdida.
Drogadisima y lenta, lentísima. Absolutamente todo me resbala por la pendiente enjabonada de la indiferencia. Eme, te acuerdas de tu cuento, el de la persona metida en una caja de vidrio? Asi estoy. O como los monos esos que no ven, no oyen, no hablan. Bueno yo si hablo, solo que digo puras tonterías.
Me pregunto, si uno se queda mirando el vacío por mucho rato, el vacío te absorbe?
te vuelves nada con la nada?
Ah, eso sería como un descanso, como cuando uno cae desmayado y la cabeza pega al suelo y uno piensa, ah, por fin, el descanso, y todo el cuerpo es de gelatina y nada duele.
Vomitar, vomitarlo todo, las letras, el agua, la lengua. Vomitar y quedarse vacía de todo, lejos de todo, lejos, lejos, hasta perderse.
No me hagan caso, aveces me ganan, las letras.
Drogadisima y lenta, lentísima. Absolutamente todo me resbala por la pendiente enjabonada de la indiferencia. Eme, te acuerdas de tu cuento, el de la persona metida en una caja de vidrio? Asi estoy. O como los monos esos que no ven, no oyen, no hablan. Bueno yo si hablo, solo que digo puras tonterías.
Me pregunto, si uno se queda mirando el vacío por mucho rato, el vacío te absorbe?
te vuelves nada con la nada?
Ah, eso sería como un descanso, como cuando uno cae desmayado y la cabeza pega al suelo y uno piensa, ah, por fin, el descanso, y todo el cuerpo es de gelatina y nada duele.
Vomitar, vomitarlo todo, las letras, el agua, la lengua. Vomitar y quedarse vacía de todo, lejos de todo, lejos, lejos, hasta perderse.
No me hagan caso, aveces me ganan, las letras.
lunes, 18 de abril de 2011
terapia de grupo parte 3
El jueves pasado tuve mi tercera terapia de "grupo". En el grupo estabamos de nuevo, la señora de la mirada perdida, y yo. La señora de la mirada perdida andaba como dormida ese dia asi que esta vez casi no habló. Bueno, no habla casi nunca, solo se sienta ahi y dice que todo esta bien, siempre vestida con su uniforme azul como de siquiátrico y con su mirada azul en algún otro lugar, quién sabe dónde. Asi que la terapia fue de nuevo principalmente sólo para mi.
Ese día descubri una cosa importantisima en mi relación con mis padres que me ha hecho darme cuenta de algunas de mis actitudes desastrosas en las relaciones de pareja. Y también la razón por la cual le tengo miedo a las noches. Bueno, no me di cuanta yo en realidad, se dio cuenta la sicóloga y me explicó lo que pasaba.
Fue bien triste darme cuenta de eso, triste sobre todo porque vi que yo no tengo la culpa, aunque me la eche. Triste ver la cara de la sicóloga mientras le contaba las cosas que ocurrieron y triste escucharla decir cuánto tenemos que trabajar para sanar esas cosas y lo largo que puede resultar todo. Es frustrante darte cuenta de que aunque uno crea que puede dejar los recuerdos atrás, los traumas te persiguen y te atan en un sitio como un hilo negro enredado en el alma que te hace caer cuando menos te lo esperas, cuando piensas que ya has superado tantas y tantas cosas. Menos mal por cierto que la señora de la mirada perdiada se durmió mientras yo echaba los cuentos, porque da verguenza contarle esas cosas a gente extraña.
Bueno, como consecuencia de eso y de revolver recuerdos enterrados, he vuelto a empezar a dormir muy mal y claro, he recurrido a mis pastillas de xanax sin preocuparme mucho de si me vuelvo o no adicta. Porque lo unico que me importa es dormir y no sentirme ansiosa. No recordar, no pensar, no llorar, no sentirme frágil otra vez.
También he comenzado un diario de sueño. Debo anotar todos los días varias cosas, primero algun acontecimiento fuera de lo rutinario que pueda haber causado estres durante el día, si he tomado alguna siesta, la duración, las medicinas que he tomado, la dosis y la hora, si he tomado alcohol, la cantidad y el tiempo, si he fumado, la cantidad y el horario del ultimo cigarro, el horario de irme a la cama, el tiempo que me toma quedarme dormida, la cantidad de veces que me despierto y cuánto me tardo en volver a retomar el sueño. Calcular despues los minutos totales de estar acostada versus el tiempo dormido para anotar la eficiencia del sueño. Ya publicaré los resultados al final de la semana. La perfeccionista que vive en mi, quiere hacer el diario porsupuesto, no en la hojita de papel sino en una hoja de excel... en fin.
martes, 12 de abril de 2011
away
La angustia. En este país la llaman ansiedad. A mi la angustia me sobrepasa, muchas veces. Es una sensación apocalíptica y dramática que no deja espacio para nada. Ni siquiera para respirar. Cuando me dan los ataques de pánico salgo corriendo al baño para que nadie me vea en ese estado y lloro y me ahogo hasta que me calmo. Es horroroso, porque uno siente que está fuera de la realidad, que está dentro de una pesadilla o dentro del infierno y que ya no sabes dónde retomar el hilo de la cotidianidad. Lo peor de los ataques de pánico es que uno desarrolla una verdadera aversión a ellos y casi que le dan a uno más ataques de solo pensar en ellos.
Cuando era niña tenia una especie de pesadilla consciente donde una roca enorme se aproximaba rodando para aplastarme. La roca no me aplastaba nunca, claro, pero la veía aproximarse y quedaba paralizada de terror sin poder gritar, sin poder moverme. La ansiedad, tristemente va de la mano de la depresión, no entiendo mucho por qué pero supongo que es por la sensación de desesperanza que produce una y que cultiva la otra y la sensación horrenda también, de no poder salir del círculo vicioso ese.
Ahora tengo un nuevo círculo vicioso que no me hace ninguna gracia. La sensacion de las pastillas me saca de mi misma, me aparta y me deja de lado la mente, mientras mi cuerpo sufre de dolores de cabeza, mareos y palpitaciones. Se supone que esto se va a ir en algun tiempo y eso espero, sinceramente, porque es como haber cambiado la depresión por la ausencia y no estoy muy segura de cual de las dos es peor... Y entonces la ansiedad de no sentirme "normal" tampoco es que ayuda mucho al cuadro.
Me voy a convertir en la señora de la mirada perdida!!! jajajaja
Ya no estoy usando Ambien para dormir, ahora uso Xanax. No debo usarla sino cuando me sienta realmente ansiosa o vea que no estoy siendo capaz de conciliar el sueño porque es adictiva. Pero yo ya estoy en un punto en el que no me importa mucho volverme adicta porque sencillamente no quiero estar presente, lo que quiero es irme, apartarme de una vez y para siempre de todo y que alguien mas se encargue.
En el argot boxeril, tirar la toalla, pues.
Cuando era niña tenia una especie de pesadilla consciente donde una roca enorme se aproximaba rodando para aplastarme. La roca no me aplastaba nunca, claro, pero la veía aproximarse y quedaba paralizada de terror sin poder gritar, sin poder moverme. La ansiedad, tristemente va de la mano de la depresión, no entiendo mucho por qué pero supongo que es por la sensación de desesperanza que produce una y que cultiva la otra y la sensación horrenda también, de no poder salir del círculo vicioso ese.
Ahora tengo un nuevo círculo vicioso que no me hace ninguna gracia. La sensacion de las pastillas me saca de mi misma, me aparta y me deja de lado la mente, mientras mi cuerpo sufre de dolores de cabeza, mareos y palpitaciones. Se supone que esto se va a ir en algun tiempo y eso espero, sinceramente, porque es como haber cambiado la depresión por la ausencia y no estoy muy segura de cual de las dos es peor... Y entonces la ansiedad de no sentirme "normal" tampoco es que ayuda mucho al cuadro.
Me voy a convertir en la señora de la mirada perdida!!! jajajaja
Ya no estoy usando Ambien para dormir, ahora uso Xanax. No debo usarla sino cuando me sienta realmente ansiosa o vea que no estoy siendo capaz de conciliar el sueño porque es adictiva. Pero yo ya estoy en un punto en el que no me importa mucho volverme adicta porque sencillamente no quiero estar presente, lo que quiero es irme, apartarme de una vez y para siempre de todo y que alguien mas se encargue.
En el argot boxeril, tirar la toalla, pues.
lunes, 11 de abril de 2011
versus
El otro dia en mi clase de yoga, decía mi yogui mientras yo me moría del mareo, que parte de la práctica física de las posiciones de yoga, es armonizar cuerpo y mente en cuanto a reacción y acción. Y decía el que las reacciones son inconscientes y que las acciones son conscientes. Y que cuando uno obliga al cuerpo a actuar de una determinada forma estás también enseñando a tu mente no a reaccionar si no a actuar.
La reacción inconsciente sería no hacer la pose, porque da miedo, porque uno cree que no puede, porque duele, o por lo que sea. La acción consciente es superar todo eso, el miedo, el dolor, la falsa creencia de que uno no puede hacer algo.
Todo se puede hacer, siempre, a menos que las circunstancias sean especialmente adversas. Y aún asi, se puede. Un profesor mío de filosofía, jesuita él, siempre decía, No se le pueden pedir peras al olmo, pero, el ser humano es el único olmo, que da peras. Y yo creo eso, firmemente.
Ahora bien, mi resistencias, mi miedos esos me los dejan en paz, jaja.
Es como mi objeto de seguridad. Es que no sé estar en ninguna otra parte. Es como pedirme que suelte el cordón umbilical que me une con mi closet tibio, donde la luz es tenue y hay silencio y se puede leer y se puede dibujar y se puede escribir sin que nadie grite sin que nadie diga cosas feas, sin que nadie nos asuste. Yo seguiré dando peras, todas las que quieran, las pasaré por debajo de la puerta, eso sí, que aqui nadie entra por favor, porque me aturdo...
La reacción inconsciente sería no hacer la pose, porque da miedo, porque uno cree que no puede, porque duele, o por lo que sea. La acción consciente es superar todo eso, el miedo, el dolor, la falsa creencia de que uno no puede hacer algo.
Todo se puede hacer, siempre, a menos que las circunstancias sean especialmente adversas. Y aún asi, se puede. Un profesor mío de filosofía, jesuita él, siempre decía, No se le pueden pedir peras al olmo, pero, el ser humano es el único olmo, que da peras. Y yo creo eso, firmemente.
Ahora bien, mi resistencias, mi miedos esos me los dejan en paz, jaja.
Es como mi objeto de seguridad. Es que no sé estar en ninguna otra parte. Es como pedirme que suelte el cordón umbilical que me une con mi closet tibio, donde la luz es tenue y hay silencio y se puede leer y se puede dibujar y se puede escribir sin que nadie grite sin que nadie diga cosas feas, sin que nadie nos asuste. Yo seguiré dando peras, todas las que quieran, las pasaré por debajo de la puerta, eso sí, que aqui nadie entra por favor, porque me aturdo...
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)