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jueves, 27 de octubre de 2011

self pity


Esto podría ser perfectamente
un frasco de laxante.
 Se está conviertiendo en una costumbre un poco molesta esto de ir a la cita con la sicóloga. No por ella, ella es buenísima y bellísima y me trata con muchisimo cuidado. Es por lo que significa ir: recordar el pasado y hurgar en los sentimientos y en las causas de los sentimientos. Y enfrentarse además a las conclusiones que ella saca de ahi y que me explica con calma.

Uno siempre dice que el pasado pasó y que hay que dejarlo allí. Pero no. Especialmente no cuando uno cae como caí yo en esta depresión tan fea. Entonces es casi una obligación retomarlo y reconvertirlo. En mi caso enfrentarme a todo lo que me he negado a sentir durante talvez demasiado tiempo.

Y admitir que eso es bueno para mi.

Después de la sesión aquella tan fuerte de hace dos semanas, no me había atrevido a volver a la terapia. Y ayer fuí con la firme intención de no tocar el tema de mi niñez ni el tema de mi relación con mis padres. Por supuesto que no pudo ser. Porque todo viene de allí.

Cuando le expliqué a Claudia lo que sentí después de la sesión, ella - obviamente - ya sabemos lo que preguntó: que sentiste? y bueno, sentí muchas cosas, entre ellas autocompasión. Self Pity.

La autocompasión casi siempre tiene unas connotaciones negativas, porque de alguna manera implica que uno no es suficientemente valiente o que uno es débil o quejica. Al menos para mí lo implica. Yo me resistía a admitir que había sentido conmiseración por mi misma. Como que me daba verguenza admitir ese sentimiento.

Pero mi linda Claudia me explicó que no siempre es malo sentir autocompasión. Especialmente no es malo si de hecho, te han pasado muchas cosas desagradables o difíciles. Todo lo contrario. Admitirlo ayuda a dejarlo atrás y a apreciar el enorme esfuerzo que uno ha hecho y dejar de ver ese esfuerzo como una carencia que uno tiene y verlo más bien como una cualidad buenísima.

Un poco lo más difícil del asunto en la terapia es ponerle nombres a las cosas. Y aceptar esos nombres.

Negligencia. Abuso emocional. Soledad.

Ver todos los signos visibles del desorden, de mi desorden, en absoluta evidencia. Recordar cómo escondía la comida, cómo la botaba, cómo lamía cubitos de pollo para controlar el hambre. Recordar que incluso, el cubito elegido permanecía en la caja, porque ese era el que yo chupaba. Y nadie lo tocaba.

Ver que nadie hizo nada por resolver aquello. La normalidad del absurdo.
- Déjala, es que ella es rara.

El orgullo de mi madre porque yo siempre estaba por debajo del peso mínimo. Y el esfuerzo mío por cumplir con aquella expectativa enferma.

Sentir autocompasión. Lamerme mis heridas. Destaparlas de donde las dejé encerradas, sin tocarlas y repararlas. Esa es la parte buena.

Verme de nuevo haciendo las mismas cosas asquerosas que hice entonces y más cosas, y tratar de entender por qué han vuelto a salir a la superficie de donde las enterré. Esa es la parte difícil.

martes, 25 de octubre de 2011

ni monólogo ni terapéutico

Yo como que por fin alcancé el nirvana de la terapia medicamentosa. La vida tiene colores de nuevo, y todo vale la pena. Hasta las cosas más idiotas, que no han dejado de ser tontas, han retomado su validez.

Mis cotufas pueden descansar tranquilas porque yo puedo descansar. Y puedo hacer tonterías.

La vida no es seria. Es divertida, pero a mí se me había nublado eso por completo y hasta respirar se me había hecho tortuoso.

Los pensamientos fastidiosos siguen ahi, no van a irse. Pero yo tengo el poder de hacerles caso o dejarlos ir y no hay mareíto constante que me impida ver la vida con claridad.

Y aunque solo tengo tres dias sin tomar laxantes y sé que no los voy a dejar al cien por ciento de un día para otro, ya no siento que eso es lo que gobierna mi vida.

De hecho, tengo una idea que le voy a comunicar a mi querida Claudia mañana, cuando sí tenga monólogo y puede que también sea terapéutico. Esto es, dos puntos, anotar lo que me vaya comiendo durante el día para poder darme cuenta en la noche, cuando me llegue la ansiedad, que en realidad no es tanto. También se que hay aplicaciones en el telefono donde uno puede ir haciéndolo y eso cuenta las calorías por uno; porque creo que parte del problema es que ocupo tanto tiempo en pensar lo que puedo - o no puedo - comer, o en lo dañinas que son ciertas comidas, que al final del día tengo la percepción errada de que he comido mucho. He comido con el pensamiento nada más en realidad, y la prueba es que no he engordado ni un gramo.

Asi que, pues eso. Un reality check para dejar la obsesión.

A mí no me importa obsesionarme, pero prefiero obsesionarme con cosas productivas que obsesionarme con las cotufas de mis neuronas.

jueves, 20 de octubre de 2011

help

Ay

Estoy en modo-comer.

Y lo veo venir. El pánico. A ver si me logro controlar y me mantengo en el medio, sin extremos.

Como hace la gente normal para no preocuparse? Como llegué a esto?

Insisto querido cerebro: no soy yo. Esto es un síntoma de la soledad, nada más...

lunes, 17 de octubre de 2011

change

El viernes mi Mellman me volvio a cambiar el antidepresivo, porque aunue estaba mejor, en una escala del uno al diez, yo seguía como en un cuatro para ser optimistas y se supone que cuando uno alcanza el beneficio del medicamento (lease, hace una semana) no debería echar para atrás. Básicamente el nuevo medicamento, Lexapro, es de la misma familia que el Celexa, solo que más intenso.  Y mas caro tambien. Pero al igual que el celexa no me causa efectos secundarios lo cual ya de por si es maravilloso.

El fin de semana ha estado bien, si mayores alegrías, sin mayores tristezas, por cierto: Gracias eme por tu llamada del viernes, eres como telepática tu :)...

Ojalá llegue el día en que pueda hacer las cosas sin poner un esfuerzo supremo en todo. Porque cansa vivir constantemente esforzada para las cosas más sencillas. Y ya yo detesto estar cansada, detesto estar triste, detesto tener miedo por todo.

Quiero cambios. Estar sana y no enferma, feliz y no triste ( o por lo menos no llorar por todo), energética y no arrastrada por los pasillos... Y el asco, que se vaya por dios, que se vaya.

jueves, 13 de octubre de 2011

monólogos psicoterapéuticos xiv

Ayer estuvo dura mi sesión. Yo no sé cual es el empeño de Claudia en hacerme recordar tantas cosas y en preguntarme que sentiste aqui y qué sentiste allá. Yo puedo recordar lo que pensé. Mas o menos, porque son cosas que he procurado olvidar. Pero tratar de recordar lo que sentí o verbalizar lo que sentí no es tan fácil y me causa una ansiedad tan grande que me bloqueo y no puedo ni entender lo que me dicen. Ella quiere llegar a las causas de mi depresión y mis comportamientos locos. Yo lo que siento cada vez que me siento en ese sofá es un mareo horrendo. La hora del mareo la he bautizado. Y admito que ese si que es cienporciento somático.

Me habló de tres etapas en la ansiedad. La primera es cuando uno mueve las piernas, por ejemplo. Esa está bien y es manejable. La segunda se vuelve visceral. Y uno siente dolor de estómago o mareos o sudor frío, etc. La tercera afecta las capacidades cognitivas y a uno se le olvida lo que esta diciendo o lo que está haciendo o se vuelve incapaz de concentrarse en las cosas cotidianas. Como una especie de incapacidad para hacer cualquier cosa. Yo creo que he pasado por todas esas etapas, la verdad.

También me habló de esta teoría psicoanalítica que me parece que es freudiana, que intenta explicar el comportamiento adulto a través de la evolución psicosexual infantil. Hay varias etapas en esa teoría y una de ellas es la etapa anal. Ella esta intentando correlacionar mi compulsión por tomar laxantes con eso. La compulsión de alimentarme y sentirme culpable por alimentarme y resolver el problema limpiándome por dentro. Proporcionándome el placer de desalojar mis intestinos de todo peso.

Es como si el peso emocional yo intentase saciarlo o resolverlo analmente.

Tambien me dijo mi Claudia que supuestamente el inconsciente "ordena" ese deseo infantil de jugar con las heces a través de la pintura. Porque con la pintura uno si puede permitirse la libertad del desorden. Ahi no hay que controlar nada. Y yo dije  - wow, parezco de librito...

Tambien está la etapa oral. La etapa de recibir placer oralmente. Esa como que tampoco la tuve muy resuelta porque yo lo que recuerdo de toda mi vida es no querer comer. Una lucha sin fin por engordarme que solo se resolvio cuando me casé. Talvez porque salí del infierno y pude al fin, comer.

El deseo infinito de sentirme amada por mi padre. Y a cambio de eso recibir solamente maltrato y rechazo.

La venganza estaba en la comida y en el comportamiento prohibido y secreto.

El caso es que despues de una sesión tan dura, yo fui incapaz de cenar. Saqué las cosas de la nevera para preparar algo y todo estaba podrido. Asi que me dediqué a botar comida podrida. Eso se ha vuelto tambien un placer. Un placer que es un pecado, claro, la comida no se bota. Pero la comida podrida si se bota.
Ni idea de si esa xomida estaba mala o no. Yo la vi mala y eso me basta.

martes, 11 de octubre de 2011

did you take your pills today?


como una tortuga tranquila y feliz
 I did!

Y me va maravillosamente bien con ellas! nada de efectos secundarios ni mareo constante ni nada de eso. Es como haber vuelto a nacer. (Creo y espero). Sonrío por todo, me siento energética. Me creo capaz de cualquier cosa. De lo que yo quiera. Y no es que quiera hacer nada exagerado. Solo quiero cosas simples.

Y la simplicidad me hace feliz.

A todos los que sufren les digo: pidan Celexa. Es una maravilla.

I LOVE MY PILLS!

Mi Mellman tenía razón otra vez, es como tener diábetes y que te den insulina.

Yo tengo depresión, y cuando me dan mi serotonina, se me quita todo!

miércoles, 5 de octubre de 2011

vacaciones

Cuando termine de trabajar hoy, a eso de las cuatro de la tarde, estaré oficialmente de vacaciones durante cinco días. Hoy me parece una eternidad, claro, y tengo MILLONES de planes, claro. Mañana seguramente ya estaré desilusionada porque son muy poquitos días.

Lo maravilloso de estas vacaciones es que no voy a ninguna parte. Me quedo en casita limpiando y alimentando mis obsesiones tranquilita y sin que nadie me joda. Planeo hacer yoga, correr, pasear a la perra, comer frutas, pintar, ver peliculas, pasear, etc.

Ser feliz, en resumen.

Deséenme suerte.