Seguidores

viernes, 29 de julio de 2011

fear

Ya sé que todos estaban esperando con ansias una nueva entrega de los monólogos psicoterapéuticos aburridos esos. Pero no. Esta semana no tuve terapia. Asi que no hay monólogo que recordar, ni sueños que analizar. Tampoco las historias graciosas de la Chase en su terapia de grupo con mister map ni nada de esos reality checks que me sacan de mi mundito de cristal.

O si. Un reality check en especial que se venía gestando desde hace mucho. Uno que me cambia el panorama de los próximos meses y quien sabe si del resto de mi vida. Y yo que suelo ser tan transparente y salida, no lo he comentado con casi nadie. Básicamente porque no quiero pensar en eso. La experiencia de la vida me ha enseñado que en realidad nada cambia, aunque el mundo entero se voltee. Y es muy loco y muy contradictorio, porque soy tan frágil para ciertas cosas, y para otras soy como de acero.

Bueno, puede que lo que esté sucediendo en realidad es que mi disociación ha tomado el control, y yo estoy escondida en mi closet, aterrada, mientras el señor ese del sueño se encarga de todo metódicamente y calcula el mínimo daño para todo el mundo.

Mientras tanto, yo espero pacientemente, a que las cosas pasen. Y las veo pasar. Las miro escondida, por una rendija de mi closet tibio y amable. Sin sentir absolutamente nada. Las emociones bloqueadas, enterradas. Sólo mirando las cosas pasar, como en una película.

La gente que sabe, mi amigos, los que me ven desde afuera, me preguntan  - como te sientes?

...y yo no sé qué responder, para variar.

Porque decir que no siento nada no tiene sentido, y hay que guardar las apariencias de que estoy normal, así que reacciono y me digo, piensa en una respuesta lógica y asertiva y respondo eso.

Estoy pensando en esto y en las cosas que me va a tocar hacer a partir de mañana, y me acabo de dar cuenta de que voy a tener que enfrentarme con muchos de mis miedos y Oh reality check de cada semana que no me dejas en paz!, me han dado mucho miedo, mis miedos. Terror. Pánico. Y me he puesto a hacer mentalmente una lista de ellos y son todos tan absurdos. Tan absurdos. Hasta bobos son.

La Chase que lo resuelve todo eficientemente y con una sonrisa en los labios, está asombrada, muy asombrada, de cuánto miedo tiene, en realidad.

martes, 26 de julio de 2011

pal pi ta tion s

Dificilisimo seguir. Repetitiva, ya lo se. Si es que este blog no existiria si no fuese por mi obsesión de repetirme siempre las mismas palabras en distinto orden. Al final es todo lo mismo, siempre. Este aburrimiento, este frío, este miedo. No quiero quererme ni ser perfecta, todo lo contrario. Y que.

Después de comer: palpitaciones. Y no es miedo, es como cansancio. Agotamiento. El mareito constante: constante. La indiferencia: bien gracias, sigue igual, menos mal, porque asi no sufro. A las nueve de la noche, media pastillita de xanax que si no me voy en llanto y no queremos eso. Igual me voy en llanto pero por menos rato. Y despues todas las otras, distraidamente, como quien no quiere la cosa.

Sentir es sufrir, no es mas nada. Es mi hueco y ya. Mi zona de confort. Y mi soledad. Y como no quiero sufrir, mejor no sentir. Tiene lógica.

Los pensamientos son cortos. Son frases cortas sin símiles, sin metáforas. Como un grifo dañado me van cayendo como gotas interminables y los saco con los dedos por aqui. Me han dicho que no en la exposición y aunque diga que no me importa, si que me importa. Soy un fracaso. No puedo hacer bien mi trabajo, no puedo hacer bien mi arte, no destaco en nada. En nada. Que fastidio este mareo por dios. Quiero irme a dormir. Pero la hora de dormir esta lejos lejisimos. Dormir para siempre, descansar para siempre, desaparecer.

Que peso es existir. Ser un error. Ser mala en lugar de agradecida. Respirar.

diálogo

Diálogo entre chase y su mamá por skype:

chase: feliz cumpleaños mami! de que es la torta?
su mamá: es torta de helado, esta rica!
chase: Ah yo quiero, voy a comerme un helado para acompañarte!
su mamá: de que es el tuyo?
chase: es un sandwich de helado de mantecado
su mamá: ah pero con que gusto te lo comes!
chase: si mami está divino...
su mamá: supongo que después de ese helado no vas a cenar!
chase: ... pues no sé, probablemente no...
su mamá: o vas a tener que hacer dos clases de yoga para compensar!
chase: jajaja
su mamá: mira que el helado engorda mucho!
chase: yo no estoy gorda mamá...
su mamá: bueno igual hay que cuidarse no?
chase: yo me cuido mamá
su mamá: y te lo vas a comer todo?
chase: si mamá, todo, me lo voy a comer todo
su mamá: que horror!
chase: (cambiando el tema) feliz cumpleaños mami! estaba rico el helado!

asi quien disfruta??

viernes, 22 de julio de 2011

monólogos psicoterapéuticos vii

Good morning depression!! 

En fin, procedamos a darle interpretación al sueño tan interesante ese. Que por cierto, eme, gracias por la que me mandaste, que hasta tentada estuve de publicarla por aqui, pero no habria sido muy ético, no sin el permiso de E. Y de todos modos, según mi sicóloga y yo, la cosa no era tan trágica como ella la pintó.

Ok ahora si. Concéntrate mijita.

Uno. Es posible que el cadáver sea un recuerdo enterrado, pero lo más posible es que sea algo que yo misma entierro (entusiásticamente, porque me sentía feliz de cavar) y desentierro a placer:  Mis sentimientos. Y ese cadáver es importante y está incorrupto porque los sentimientos son importantes. No se pueden matar y si uno insiste en matarlos y enterrarlos, la guerra sigue y sigue y uno no encuentra la salida.

Dos. El protagonista masculino es, mi yo masculino, el que trabaja, el que se ocupa de todo y de todos, el poderoso en la guerra que me posee porque actúa por mí y a fin de cuentas me protege de un entorno que no es precisamente, color de rosa. Lo considero un asesino, porque ha matado mi sensibilidad, mi yo sensible, la niña que estaba dentro de mi. Pero es poderoso y por eso lo dejo actuar. Por eso no me voy. Me aterra enfrentar todo eso cargando con mi cadáver a cuestas, con mis emociones. Y sé que estando con el, estoy protegida. Llena de miedo, pero protegida.

Tres. Mi amiga soy yo misma, mi lado femenino, que por cierto, no le di demasiada importancia a ese detalle, pero mi amiga era una amiga un poco olvidada de mi infancia y mi adolescencia. Eso es importante porque de alguna manera quiere decir que estoy entrando en contacto con mi yo niña, que quiero hacerlo. Esta amiga resulta haberme traicionado y estar aliada con mi yo masculino, porque en el fondo es una actitud mía que se remonta como ya he dicho en otras ocasiones, a los días de mi infancia. La que se ha traicionadao soy yo misma.

Cuatro. Mi yo masculino se ríe siniestramente de mis deseos de desenterrar el cadáver y me muestra cómo mi vida entera (la edificación de mármol) está construida con cadáveres enterrados. Son todas mis emociones contenidas y no expresadas y a mí me asusta quedarme asi, como un edificio de mármol, indestructible por fuera, pero llena de emociones escondidas y sofocadas por dentro. Como muerta en vida, pues.

Cinco. En un descuido de mi yo masculino, desentierro el cadáver y compruebo que sigue intacto. Lo que sea que representa el cadáver, los sentimientos, los recuerdos, la niña que se murió en mi interior, sigue intacto. Pero otras personas me avisan que mi yo masculino vuelve otra vez. Esas personas representan las circunstancias de la vida con las que me estoy enfrentando. Y yo vuelvo a enterrar el cadáver porque a pesar de que he reconocido que no puedo seguir construyendo sobre emociones muertas, estoy demasiado asustada como para dejar de actuar como mi yo masculino. El es quien tiene el poder.

Y esto es una guerra entre el y yo.

and... thats all folks!

miércoles, 20 de julio de 2011

cadáveres

Anoche tuve un sueño loquísimo. Vamos a ver, redefiniendo, una pesadilla horrenda. La voy a escribir para que no se me olvide, y porque se lo quiero contar a mi sicóloga, mañana.

La situación del entorno: una guerra, el fin del mundo, el apocalipsis, el borde.

Mi situación: Estoy con un hombre maduro, un asesino, que es algo así como mi dueño. Le tengo pavor y por eso le obedezco en todo, aunque secretamente deseo poder huir de su dominio. Este hombre me ordena cavar una tumba para poner el cadáver de alguien a quien acaba de matar. Tengo una pala enorme y comienzo a cavar. Cavar me tranquiliza, ver cómo el hueco de la tumba va creciendo me hace sentirme fuerte y útil, concentrada en una tarea concreta. Ponemos el cadáver adentro y lo tapamos cuidadosamente con un plástico para preservarlo. Después lo tapo con tierra y otras personas ponen un suelo de mármol sobre él. El asesino me prohíbe decirle a nadie la ubicación del cadáver o sacarlo de donde está. No entiendo mucho la importancia que le da a éste cadáver en particular, pero estoy demasiado asustada como para preguntar.

Dentro del sueño, pasa el tiempo, yo sigo bajo el dominio de este personaje, pero cada vez quiero más y más escapar. Desconfío de todo y de todos. Decido ir a visitar a una amiga sin decirle nada a mi dueño. Mi amiga vive en un edificio de mármol y cuando estoy con ella, el dueño vuelve a aparecer, porque me estaba buscando, porque me controla, y me lleva al pasillo y me muestra el lugar donde está enterrado el cadáver, y de pronto mi amiga lo sabe todo, y no es mi amiga sino su amante, y entonces me muestra las paredes y los pisos del edificio de mármol y todo, todo está lleno de huesos, de cadáveres, de manos, de cabezas, de pies enterrados. El edificio entero es una tumba llena de cadáveres.

El hombre se ríe siniestramente, porque sabe que estoy aterrada. Sé que si no lo obedezco voy a terminar enterrada también en alguna de esas paredes. También sé que el único modo de liberarme es desenterrar al cadáver inicial y mostrarle a todos que este hombre es un asesino. Pero el mundo es un caos y noy hay autoridad alguna que me escuche. En un momento de descuido suyo, desentierro de nuevo al cadáver, que sigue intacto, pero me avisan que el viene de nuevo, y yo vuelvo a enterrar al cadáver.

Y ahi ya me desperté.

martes, 19 de julio de 2011

carne y huesos

Confundida. Cansada. Pero poquito. En realidad indiferente. Serán las pastillas? Puede ser. Es eso algo bueno? Talvez. Definitivamente. Si. Probablemente mejor que andar sintiendo en exceso y queriendo en exceso y en modo blanco o negro.

La semana pasada me sentía controlada. Como que estaba por la vía correcta y deseando sentirme bien.

Pero los acontecimientos de las vacaciones me han hecho ver las cosas de otro  modo y he quedado un poco como fuera de base como se dice en la jerga beisbolera. Fuera de base pero indiferente al juego.

Claro, estuve fingiendo que estoy normal, perfecta, alegre, bien. Ya, claro me tomo mis pastillas y todo bien. Para que nadie se preocupe. Pero está claro que la pose no se puede mantener por mucho tiempo. Y cuando las cosas se tensaron, el espíritu se derrumbó.

Uno tiende a pensar que el espíritu es perfecto, fuerte. Al menos yo tiendo a pensar eso. Soy buena, quiero ser buena, dios me hizo fuerte y por ende mi espíritu es fuerte y puedo con todo. Ayer mi instructor de yoga decía que cuando uno lleva al cuerpo intencionalmente al límite, en realidad lo que te mantiene firme es el espíritu. Y que trabajando el cuerpo, en realidad estás trabajando la mente, la paciencia, la resistencia, la negación del ego, que te lleva a la paz. Decía él que incluso los indios nativos americanos tenían un dicho respecto a esto que era algo así como que cuando el cuerpo no puede dar un paso más, el espíritu es el que da un paso adelante.

Pero qué cosa es el espíritu sino la propia mente?

Y qué se puede esperar de una mente enferma e indiferente?

Nada, la catástrofe. Porque entonces uno todo florecita ahi está esperando como una boba que salga el espíritu y lo sostenga a uno en sus horas negras, pero resulta que el espíritu que sale es la mente enferma que te hace reaccionar de la peor manera, enfermamente.

Si. es mejor darle algunas pastillas al espíritu ese para que se quede tranquilo.

Porque puede pasar que estamos equivocadas y nuestro espíritu no es ni fuerte ni positivo ni nada de eso.

Puede que adentro lo que uno tenga sea un monstruo, que se cree florecita.

viernes, 8 de julio de 2011

monólogos psicoterapéuticos vi

Ayer no salí nada feliz de mi sesión con la sicóloga.

Claro, no es fácil que a uno lo confronten con las cosas que uno evita. Es mas lindo que te apoyen y que te ayuden y no que te pongan tareas difíciles y te hagan ver tus propios errores.

Porque claro, uno siempre justifica sus errores, sobre todo si son emocionales.

Bah, no debería decir que son errores, eso es autoflagelante verdad? Es volverme a criticar. Uy como me cuesta ser amable conmigo misma.

Evitar las cosas es un error? Alejarse de aquello que a uno le da miedo es un error? Por qué todo tiene que ser asertividad en esta vida? Todos los demás en plan de agresión y uno ahi moviendo los hilos de la asertividad, del balance, de la armonía, de la comunicación. Es tan difícil que a uno lo quieran porque si? Por qué hay que pedir algo tan básico?

Me aterra pedir, si. Y por eso en general no le pido nada a nadie. Porque me aterra pensar que la respuesta talvez sea un NO. porque sé que soy frágil hasta el ridículo.

Y la competitividad, por dios, que cansancio. Que cansancio. Hasta mi instructor de yoga me dijo el otro día " you are pushing yourself too hard, Adriana, and you are causing yourself a panick attack, relax...". Pero claro mijo, si lo que estaba tratando era de sacarme a mi misma de adentro sudando hasta el infarto.

Tambien me dijo al final "you are a little bit crazy, you know that?". Si, claro que lo sé. Y no es tan divertido como puede parecer desde afuera.

Agotamiento mental. Anemia total. Y cero ganas de curarse. Las palabras se han ido de nuevo todas de mi. Parece que ellas habitan sólo en el silencio secreto ese que tanto me destruye y al que vuelvo siempre porque no conozco nada más.  Como una muñeca que no tiene control sobre si misma, va mi mente por un lado y mi cuerpo por otro. O no se. Desde hace días solo reina la confusión aqui adentro. Y sigo sin poder dejar de moverme.

Estas micro convulsiones de calor cerebral a cada rato. Y la sensación de que tanta lucha no vale la pena.

Ayer me dieron frascos nuevos de mis medicinas y los panfletos con las instrucciones. Una de las cosas que dice es que uno debe seguir tomándolas aunque ya se sienta bien. Vale, yo las tomo. Aunque aveces pienso que las medicinas me ponen peor. En un estado de ausencia donde no siento nada. Los días van pasando y siento que mi corazón no aguanta más. No mi corazón espiritual. El de verdad, el que late cada vez más lento y cada vez más fuerte.

Ojalá se pare pronto.

miércoles, 6 de julio de 2011

catastrophic

Cada vez que me estreso por algo, me asusto.

Y con el miedo vienen los pensamientos catastróficos. Absolutos. Y la espiral hedionda que me lleva al foso.

Cada vez que suena el teléfono yo me asusto. Siempre pienso que es algo malo.

Cognitivamente se que los pensamientos catastróficos son solo eso. Pensamientos. Que esa no es la realidad, que la realidad es mucho más extensa que eso. Pero el miedo acorrala y ciega y hace que uno se sienta frágil, muy frágil.

Frágil me hundo. Pero no sé cómo hacer para sentirme fuerte. Bueno. Si que lo sé. Pero también sé que lo que me hace sentirme fuerte en realidad me debilita.

Delicioso círculo vicioso, espiral horrenda. Y el silencio guardándolo todo con primoroso método. El silencio quema. Me quema.

Creo que me voy a ir a dar mis cien saltitos a ver si se me pasa...

martes, 5 de julio de 2011

monólogos psicoterapéuticos V (ahora si me acuerdo)

La semana pasada aprendí algo importantísimo en mi terapia. Algo que yo no sabía y que de alguna manera lo explica todo. Resulta que los niños piensan diferente. No me digan que ustedes ya sabían eso. Bueno, pues yo no lo sabía. Los niños ven el mundo ególatramente. El mundo funciona porque ellos están ahi. Y lo que hacen o dejan de hacer influye en su entorno. No es sino hasta los diez u once años que empiezan a darse cuenta de que las cosas no son así y que el mundo no gira a su alrededor y se dan cuenta de que la gente hace lo que hace no por ellos ni gracias a ellos, si no tan solo porque sí y ven que los otros son seres tan independientes como ellos mismos.

En mi caso no fue así. Porque a esa edad yo decidí que la situación familiar que yo vivía (que era un infierno nocturno) no podía seguir así y que yo tenía que hacer algo para que aquello cambiase un poco si quería sobrevivir con algo de normalidad en mi núcleo familiar. Y como a mi la naturaleza me dotó de una gran inteligencia, la manipuladora que suscribe, empezó a mover los hilos de las relaciones familiares a su antojo. Con un buen propósito claro está. Pero con consecuencias desastrosas. Porque gracias a mi inteligencia y capacidad de convencimiento, hice que mis padres volcasen todas sus ansiedades en mi. Convencida de que yo podía con todo. Con eso y con más. También que el síndrome de la niñita superdotada que toca violín en una orquesta a los once años y es la mejor de su clase, no ayudaba mucho tampoco a darme el reality check que yo necesitaba.

Pero como las cosas son como son, eso no podía durar mucho más y no duró. Un par de años después vino la debacle en forma de un acontecimiento muy traumático para mí y para toda la familia. No voy a contar que sucedió porque me causa mucha ansiedad recordarlo, asi que confórmense con saber que no fue nada bonito...

Y como era de esperarse, me culparon a mi. Fue injusto, si, pero no tanto. Porque ahora me doy cuenta de que yo los había manipulado hasta el punto de hacerles creer que yo podía con todo. La fantasía omnipotente estaba ya no sólo en mi si no en mis padres también. Ella que puede con todo, no pudo. No se dio cuenta de lo que venía y no nos avisó a tiempo para evitar la catástrofe. No movió los hilos que tenía que haber movido. No se hizo responsable de las cosas.

En realidad fue culpa mia? NO.

Pero así lo sintieron ellos, y así lo sentí yo. Y asi me lo dijeron. Fue culpa tuya. No te diste cuenta, no dijiste nada. Mi cerebro racional decía no fue culpa mía, fue culpa de ustedes, par de inacapaces, par de tarados, par de enfermos. Pero mi reacción fue la de seguir intentando ser la fuerte. Y no me permití ni llorar hasta que habían pasado un par de semanas. Mis hermanas y yo mirándonos las caras y llorando sin parar, sin decir nada. Sin preguntar nada. Sin solucionar nada. Fuertes por fuera y destrozadas por dentro.

Siempre me he preguntado por qué no soy normal. Por qué soy tan rarita. Por qué no tengo esa certeza de bienestar que parecen tener todos los demás.

Siempre he sospechado que los demás saben algo que yo no sé y que además no me lo dicen. Y en eso que ellos saben, que todos saben menos yo, está la clave para soltar mis cargas.

Pues nada. Lo único que tenía que saber, es que el mundo no gira a mi alrededor. Que no soy yo moviendo los hilos para que las cosas pasen. Las cosas pasan o no pasan, simplemente. No soy yo, no es mi culpa.

Ejercicio de esta semana: no es mi culpa, ni es mi responsabilidad, punto com.