Seguidores

miércoles, 22 de febrero de 2012

cuaresma

El título de esta entrada tiene poco que ver con lo que necesito expresar. Es sólo el chiste malo de hacer dieta y convertirse por cuarenta días para tener una excusa y adelgazar justificadamente.

Una vez superado el chiste malo, pasemos a lo que no es chiste.

No es chiste mi incapacidad de trabajar. No es chiste ver como se acumula el trabajo y mi mente sigue igual de impermeable que antes.

No es chiste que la pesadez vuelve como siempre a instalarse en los médanos de mi rutina para desesperarme con su inmovilidad.

Algo en mi se sigue negando a aceptar la realidad y a vivirla. Y no es chiste. Y no es que yo no quiera.

Es un bloqueo. Literalmente se me pone la mente en blanco y no puedo pensar mas allá de lo inmediato.

La hoja es blanca. hay una botella de agua a mi izquierda. Tengo náuseas. Tengo que pedir la cita con Claudia.

Y mientras tanto se acumulan papeles y cajas a mi alrededor y soy incapaz de mover un dedo que no sea para escribir necedades en mis diarios.

Si esto no es estar impaired, no sé entonces qué es lo que me pasa...

Sentirse libre no basta, porque mi mente o quien quiera que sea que vive alli, no me suelta.

...

Editado mas tarde... leyendo acerca de los efectos secundarios del lexapro me acabo de encontrar con esto!!!  No soy yo sola la que esta con la mente en blanco!!!!

A pedir cita con el psiquiatra otra vez.... hasta cuando...

viernes, 17 de febrero de 2012

monólogos psicoterapéuticos xix o conversaciones desde el otro lado del espejo

Esta entrada se trata de un monólogo psicoterapéutico, que en lugar de suceder como casi siempre - yo hablo y Claudia pregunta que sientes, que sientes, que sientes, sucedió un poco al revés. Yo diciendo lo que sentía y Claudia regaña y regaña y regaña.

Muy buenos regaños sin duda, hay que decirlo, pero que me dejaron un poco aturdida, viniendo de alguien que suele ser tan dulce como mi Claudia. Supongo que alcancé ya el punto del sacudón en la terapia donde tu vas y dices estoy aquello y el terapista te para en seco y te dice NO.

Las terapias pienso yo son un poco como una visita guiada al espejo de uno mismo. Te miras, te analizas, te odias te quieres y la mirada del otro te guía en esa visión. Lo que hizo mi Claudia por mí esta vez fué mucho mejor que eso. Me hizo mirar el otro lado del espejo.

Ya yo les he contado que aveces me sucede que estoy en una tienda o en algun lugar con espejos y veo mi imagen reflejada como por casualidad, sin buscarla y digo  - quien será esa estúpida tan flaca y tan bonita? a lo que respondo un segundo después  - ah coño pero si soy yo misma!

Y es que uno de tanto mirarse empieza a quedarse ciego de sí mismo. Uno de tanto mirarse, se le confunden los tiempos y las verdades y empieza solo a ver un lado del espejo. En mi caso, el lado donde soy una víctima de mis circunstancias y nadie me quiere porque soy indigna de ser querida. Porque hay algo malo en mí que no sé que es y que deseo arrancarme desesperadamente autodestruyéndome.

Sin embargo ese reflejo que odio es un reflejo antiguo que se me quedó pegado en las retinas. Ese reflejo ya no soy yo. Es el reflejo de la niña abandonada que se negó a morir y que se quedó peleando sola con las fantasías que se inventó para poder sobrevivir.

Pues mi Claudia me llevo a regañadientes al otro lado del espejo. Me mostró la mujer hermosa que soy. Me mostró que no estoy presa ya de mis circunstancias y que puedo elegir. Porque ya no soy una niña abusada. Ahora soy una mujer independiente y libre. Sobre todo eso. LIBRE.

Ni que decir el efecto liberador que tuvo para mi esa realización con la realidad. Ese encuentro.

La realidad para mí habia sido siempre un lugar del que quería huir. O del que necesitaba defenderme.

Hoy es un lugar en el que soy libre de construir lo que yo quiera. Y ya he construido tanto sin darme ni cuenta que estoy en lugar privilegiado. Y la vista desde aqui, es hermosa.

martes, 14 de febrero de 2012

guilty

Ultimamente ando así, en modo guilty.

Recuerdo una de las preguntas que me hicieron incontables veces durante mi diagnóstico.

Alguna vez tu comportamiento ha causado problemas económicos o emocionales a tu familia?

Yo dije que no. Pero pienso que la respuesta debió ser si. Por decisión mía, han pasado muchas cosas. Algunas buenas otras muy preocupantes. Principalmente porque todo lo decido yo. Y si me equivoco en mis decisiones, pues los afecto a todos. Económicamente y emocionalmente también.

Ay mis niñas que se quejan de sus padres, ustedes no se imaginan la enorme carga que es ser un adulto responsable cuando uno se sigue sintiendo de 16 por dentro. Es una inmensa carga y no es justo que sea una especie de fatalidad esto de asumir tu edad y ser maduro y ser sabio. Piden mucho, ustedes, los niños.

No se dan cuenta de que en realidad somos todos niños también, todos tristes, jugando a la casita.

Pero uno asume la responsabilidad, si claro. Y con eso se lleva a unos cuantos por delante.

Esta necesidad emocional de desaparecer a toda costa, creo que viene por ahí. La necesidad de no afectar a nadie con mi existencia, con mis necesidades, con mis decisiones. Estar sola y depender de mi misma esta bien. Estar sola y que los demás dependan de mí es pesado. Muy pesado. Es casi una prisión.

Si parte de mi mejoría es aceptarme a mi misma y blah blah blah, la gente que me rodea tiene que entender que yo no puedo con todo. Que la carga es muy grande y que si me los llevo por delante en mi camino, si es mi culpa, pero tambien es de ellos por no apoyarme.

El que depende de una persona, y no la apoya, está abusando.  Y tiene que asumir las consecuencias.

Corolario, no es mi culpa, aunque me sienta asi.  O si es?

Es mi culpa?

Todo lo que me sucede en la vida es mi culpa?

Asi es como me siento, y no se si es la realidad o no es la realidad. Y estoy tan cansada que la realidad me importa poco.    

La realidad es lo que siento. Y me siento culpable. Y gorda.

miércoles, 8 de febrero de 2012

pérdidas, perdida

un dibujo de mi misma, idealizada, durmiendo la siesta en paz.

Hace poco mas de un año que llamé para pedir por primera vez en mi vida, una cita con mi psiquiatra.

Desde entonces he pasado por un montón de etapas, terapias de grupo, mareos constantes y aburridores, momentos buenos, momentos fatales.

No creo que se pueda decir que soy la misma de antes.

Tuve una buena idea al decidir registrarlo todo aqui, pues esto me sirve para recordar lo que fui, sin ánimo de juzgar si ha sido bueno o malo. Tan sólo eso. Dejar registro de lo que he ido sintiendo.

Cuando llamé, aquel miércoles, temblaba. Me sentía agonizar. El mundo entero era una bola negra y pegostosa clavada en mi garganta. En aquellos días cada segundo vivido era un infierno.

Es inevitable preguntarme, un año después cuál es la diferencia con el ayer y el ahora y de ahi viene el título de mi entrada de hoy.

Pérdidas.

Hay varias pérdidas, unas muy buenas, otras no tanto. Una buena, muy buena es el sueño. Antes no dormía, ahora si. He perdido mi insomio!!! yeeeeeiiiii!!!!! Xanax mediante, de acuerdo, y despertándome siempre, tambien, pero duermo. Tampoco tengo ya ataques de pánico ni  paranoias absurdas. Esas son la pérdidas buenas. Sobre todo lo de laparanoia, de eso no me había dado cuenta sino hasta hace muy poco. Eso en realidad sería un encuentro. Un encuentro con la realidad, bastante liberador, hay que decirlo.

Una persona perdida esta libre? Tal vez si, no es mala la idea. Soy libre. Pero no sé adónde ir, porque no sé todavía dónde estoy.

Las no tan buenas tienen que ver con sentirme perdida, o sentir que no siento, que perdí la capacidad para sentir. Al menos para sentir de esa forma apasionada y absoluta con la que yo solía vivir. Como si se hubiese apoderado de mí un escepticismo que no me deja ya aflorar valga la redundancia, mi interior florecita. Como si las drogas hubiesen creado una coraza blanda y transparente para acolcharme la realidad y que no me duela tanto y a la vez escuchase el universo como quien está sumergido en una piscina y sólo percibe la parte distorsionada del ruido exterior.

Perdida.

Perdida, porque ya no creo ser la misma de antes, hay una ilusión que se me perdió para siempre. El encuentro con la realidad, tengo que aceptarlo, es el encuentro con la aceptación de una enfermedad, o de varias. Que no son mi culpa y blah blah blah, pero que son reales. Tan reales como que tienen un diagnóstico y esas cosas. La ilusión de normalidad, de que no pasa nada, se esfumó. Si pasa, pasan muchas cosas de hecho. Muchas cosas difíciles. Y estoy sola. Tengo muchos amigos(as) que me quieren, si. Pero mi día a día transcurre en soledad.

Si claro, yo ya soy una mujer madura y debería asumir las cosas con serenidad, al menos eso intento. Por algo me tomo mis medicinas y asisto (casi siempre) a mi terapia. Y sin embargo sigo pensando que sin ilusión, la vida no tiene ningún sentido. Tengo la ilusión perdida. Y con la ilusión se me perdió un poco mi identidad. Es como si ahora fuese más autómata que antes, menos rebelde, menos ocurrente. Ya no soy una bebé que necesita que la cuiden, es verdad. Ya no lo necesito. Pero sería tan bonito que alguien me cuidase.

Vivo más drogada en resumen. Porque ya no funciono sin pastillas y mi objetivo es funcionar. Como un robot. Funcionar. Producir dinero, pagar las cuentas, producir, producir, escribir, dibujar, sacar, sacar, sacar.

Sacarlo todo de mí hasta que no quede nada ya adentro. Sólo unos recuerdos concretos, mudos e inmóviles. El testimonio de mi paso por este mundo.

Bulimia funcional.


lunes, 6 de febrero de 2012

varias cositas


dance, dance
Por ahí leí que el cuerpo necesita 0.8 calorías por Kg de peso por hora. Sacando la cuenta de lo que me gustaría pesar (46) significa que necesito 884 calorías al día para existir y mantenerme.

Mas o menos lo mismo que me había planteado hace como un mes pero que no he cumplido para nada. Desde el miércoles pasado me he purgado cuatro veces, aunque claro, la resolución de no purgarme más de todos los lunes está vigente...

Hoy ya voy por las 1100...  asi que mas me vale no cenar o comerme una manzana podrida, que no envenenada.

Sigo igual de exhausta, porque claro, con esa purgadera, lo que hago es desnutrirme y no adelgazar.

Y si hago ejercicio, también lo mismo, porque estoy tan débil que quedo peor, y aún más hambrienta y ansiosa.

Quiero cantar, pero atormento a todo el mundo. Odio el silencio generalizado. Todo el mundo va por la vida con sus audífonos, y callados en lugar de ir escuchando y cantando. Odio el invierno. y el silencio. Y la soledad.

Estoy muy sola.

Y cuando estoy asi tan sola, siento que nadie me quiere, que no merezco ser querida.

Es tonto, yo sé. Pero este es mi blog y aqui yo pongo lo que siento. Y es la verdad.

miércoles, 1 de febrero de 2012

numbness

la solitaria
Hoy no fui a mi cita con mi shrink (la sicologa). No tuve ganas. Bueno, tambien tenia trabajo, pero principalemte no tenia ganas de hablar de mis cosas. Y esa es la cosa, que no tengo ganas de nada.

A veces pienso que la depresión que se instaló en mi hace un año ya, no se va a ir nunca. Que me quedé simplemente amarrada a mis antidepresivos y mis narcóticos de por vida y que no voy a volver a ser la misma de antes. La que cantaba y se ilusionaba con las cosas. La que pintaba y quería vender sus cuadros.

No quiero hacer nada.

Lo único que me proporciona algo de ilusión es exactamente eso. No hacer nada. Llegar a casa y acostarme a mirar el techo, sin escuchar a nadie, sin hablar con nadie, sin moverme. Y no puedo hacerlo porque tengo que atender a mi hija, asi que estoy el 80% del tiempo de mal humor y queriendo que el mundo se termine.

Algo tiene que pasar.

Algo tiene que pasar con mi vida, porque asi como está no puedo más. La normalidad me rehúye y yo me siento muy cansada como para seguirla persiguiendo.

Algo tiene que pasar. Bueno o malo, pero algo.