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viernes, 6 de diciembre de 2013

la niña mala

Con mi linda Caludia, mi terapista a quien veo todas las semanas, nos la pasamos analizando mi necesidad obsesiva de controlarlo todo. Una de las teorías que tenemos es que como mi infancia estuvo fuera de control, yo desarrollé la capacidad para manipular las emociones de mis padres a traves de mi propia debilidad y asi poder sentirme fuerte de algun modo. Es decir para poder ejercer algún tipo de poder o de control sobre el marasmo continuo de mis papás.

La cosa que hemos observado es que cada vez que algo se sale de control en mi vida mi respuesta es estomacal, es decir, o dejo de comer o comienzo con los episodios bulímicos. En gran parte por la gran presión social que existe para que uno coma a todas horas, todos los dias.

Es como si de esa presión en la cual uno sucumbe, surgiese una necesidad primitiva de rebelarse contra aquello. De desobedecer. De ser la niña mala. Pero por qué quiero ser la niña mala si ya ni siquiera soy una niña?

Por dos cosas, numero uno, poruqe me sigo identificando con la niña mala que todo lo esconde, y segundo porque no tuve infancia. Sigo teniendo esa inmadurez emocional que tan solo aprendí a manejar a través de lo estomacal, las obsesiones, el orden. La bulimia implica orden poruqe uno puede sacarse lo de dentro. Purificar la debilidad, la falta de voluntad. El ayuno por otro lado es fabuloso porque despues de un dia entero de no comer nada o casi nada, uno se siente invencible y eufórico y por supuesto, mas delgado al día siguiente.

QUIEN NO VA A QUERER??

yo si!

También entiendo claro está que ese comportamiento me enferma. Porque la mente y el cuerpo no son dos cosas separadas. Y si quiero hacer eso es porque mi mente ya no funciona bien y si lo hago y soy exitosa, entonces me pongo peor. Es la base de la terapia conductual.

Peeeeero. Yo no quiero curarme conductualmente. Y tampoco estoy muy segura de querer dejar de ser esa niña monstruo que sigue teniendo una vida secreta llena de secretos que van mucho mas allá de simplemente ser un desastre con mi estómago.

Y como no puedo devolver el tiempo ni nacer de unos padres distintos, pues aquí sigo, odiándome forever.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pequeña, lo bueno es que poco a poco vas siendo consciente del origen de tu enfermedad.

<3

Unknown dijo...

Adri, tu psicóloga es fantástica. Me recuerda a la que yo tuve por 2 anos , que lamentablemente, luego dejó de trabajar porque se casó y tuvo un bebé. Extrano que me desenrede los hilos en mi cabeza, y Claudia parece la copia perfecta de la mía. Cuidate <3

Xindansvinto dijo...

No hay niñas malas, solo son un poquito más complicadas... :)

Anónimo dijo...

Hola Adriana, tus anécdotas postveterinaria son referentes de ideas que van de paseo
entre una obra inédita de Fellini y un diván de cuero seco y oloroso a tabaco, eso si, todo en un tono sepia vintage.
En algunas ocasiones me dan por recrear conceptualmente una que otra frase accidental que elaboras,
por ejemplo LA NIÑA MONSTRUO me induce aun cuento donde, la hija del habitante del lago Ness pasea
inocentemente por las orillas, pero esta aterrada que los turistas, con los que se reúne, descubran quien es
su padre y por ello la dejen de tratar como una persona normal.

En fin tú estas en una situación que cualquier mienbro de taller de literatura sueña con tener,
logra hacer textos tan obscuros que solo su psiquiatra entienda.

Disfruta tu escritura aunque pienses que antes lo hacías mejor.

El Llagador permanente.

P.D.: japy niu yiar