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jueves, 10 de noviembre de 2011

renuncias

De mi última entrada a hoy han pasado más días de los que suelo tomarme para actualizar este blog.

Ya ni me acuerdo de qué hablé en mi última cita con Claudia. Recuerdo que lloré como siempre. Y que la semana pasada fue muy dura laboralmente y por eso no pude actualizar el blog.

Aveces pienso que actualizar este blog es como actualizarme las neuronas y asi ponerle un poco de orden a tanto desorden interno. No sé si sirva de algo, pero verbalizar me hace sentir que las cosas quedan en algún lado, que los pensamientos se convierten en cosas tangibles y por ende menos dolorosas.

Ah si, ya me acuerdo, hablamos de la autoestima.

Buenas noticias niñitas, la autoestima, como yo decía está overrated. Y no es como un autobús o el saco de Mary poppins al que se le meten los infinitos problemas. La autoestima no existe. Lo que existen son las conductas y las defensas. Uno se defiende de las cosas que duelen y crea conductas. Esas conductas lo pueden llevar a uno al nirvana de la felicidad y la paz o pueden, como es el caso, llevarlo a uno a los rincones recónditos de la depresión y de las conductas autodestructivas y más interesante aún a la validación de esas conductas.

Uno termina amando aquello que le destruye. Y viceversa.

Sea lo que sea que eso significa yo me veo en una disyuntiva paralizante:

Porque mi conducta es la renuncia. Y la renuncia me pone en ese estado de vulnerabilidad y de indefensión del que hablabamos antes. Paralizada no puedo hacer nada contra mis desórdenes. La realidad es que la parálisis viene de esa decisión de renunciar al propio placer.

De sustituir el placer por el dolor.

Hay filósofos que dicen que el placer y el dolor son una misma cosa. Un continuum. Y uno pasa por aqui y por alla y se queda un rato por un lado y un rato por el otro.

Supongo yo que quedarse demasiado tiempo en un mismo sitio crea la patología y el desbalance y por eso uno se enferma...

6 comentarios:

Unknown dijo...

Adri, esta entrada es de esas que te hace reflexionar un montón (al menos así me pasó a mí) y me veo reflejada en tu caso (vaya, nos seguimos pareciendo.. more coincidences, please? jaja). Y pensando bien en esto que no sé si planteas tú o tu psicóloga, es algo que me parece muy cierto y lo veo difícil de refutar por mi parte al menos. El problema aquí es que aún sabiendo de dónde vienen los problemas, muchas veces no se pueden solucionar simplemente con saber la raíz del mismo...

Saludos y abrazotes :) Soy Claïre

Anónimo dijo...

Encontramos placer EN el dolor. Solia pensar que el autoestima no existia pero dime, ¿cuando te pegas te sobas el golpe?, ¿cuando estas debil vas a algun lugar para estar sola y recuperarte?

Para mi eso es autoestima.

Adriana dijo...

Claire: mi little one, cierto, no se solucionan por saber de dónde vienen, pero se puede aprender a reconocer la conducta que termina en patología y cambiar. Decidir cambiar en lugar de decidir seguirle el juego. besitos

Adriana dijo...

Blueberry. Muy bien, lo que defines como autoestima es una conducta positiva hacia tu sufrimiento. Es perfecto. Si la conducta fuese la contraria te dirían que no tienes autoestima. Pero no es necesariamente asi. Esa conducta no sería una carencia, sino una defensa de algo que no sabes cómo controlar.

un abrazo gigante!!

Marie dijo...

Menuda tristeza me inspira todo esto, Querida. Simplemente de deseo lo mejor.

Y estoy de acuerdo en aquello de que un blog es orden interno. Claro que sí.

Adriana dijo...

Mariette: mi terapia no sería lo mismo si no lo verbalizase todo por aqui :)