Seguidores

jueves, 12 de enero de 2012

monólogos psicoterapéuticos xvii o el resumen muy resumido de la triste infancia de chase

A todas/os los que se preguntan que hace una mujer tan exitosa como yo en este estado de depresión y desespero y además atrapada en un desorden alimenticio a mis años, aqui les va la explicación.

Mi infancia fue una tortura. Listo. Que explicación más corta. Una explicacion que convence pero que no aclara ah? Si claro, un modo de seguir tapando el sol con un dedo. Ok ok, que se merecen todos una historia mas larga y esto se supone que es un monólogo, asi que espérense (virtualmente) unos minutos mientras dejo los cielos de América limpios y seguros y vuelvo con vosotros.

Aja ya casi... y ustedes ni se enteran de que yo tengo esta ventana abierta. O de que estoy corriendo las tabsheets de los aeropuertos no? Si supieran claro, no se volverían a subir a un avión mas nunca! jajajaja.

Aqui va el resumen pues: No fui una hija querida, al nacer mis papás se estaban separando y volvieron "por mi". No tenían casa porque los habían sacado del apartamento donde vivían (por no pagar) y mi mamá se habia ido a vivir con sus padres y sus otras dos hijas. Mi abuela le hacía la vida imposible y le escondía la leche en polvo para mi mamá no la gastase con nosotras. Asi que mi mama pasó los primeros meses de mi vida llorando por diversas causas, lo cual me debe haber generado mucha ansiedad pues yo de bebé, obviamente no sabia que pasaba, tan sólo que cuando yo comenzaba a llorar, por hambre, mi mamá también lloraba. Asi que para cuando tenía dos años de edad ya era un suplicio hacer que yo comiese cualquier cosa. Ya he contado antes la anécdota chistosa de los dos días sin comer verdad?

Por supuesto que el resto de mi infancia fué la misma historia. Yo escondiendo la comida y todo el mundo harto de mi, porque parecía una niña de Viafra y daba asco y sólo comía cuando mi nana se sentaba con santa paciencia a hacerme comer. Mi nana, no mi mamá. Pesadiilas nocturnas, terrores nocturnos, todos. Alucinaciones, paranoias, todas. Me quedaba petrificada en mi cama, incapaz de moverme y veía cómo esta roca inmensa estaba a punto de aplastarme mientras afuera "todos" (todos eran los mayores) se burlaban de mi y de lo fea que era.

En esa época no se hablaba mucho de la anorexia nerviosa claro, asi que mis arcadas y mi negación a comer se consideraba una malcriadez de niña asquerosa que lamía cubitos y chupaba cobijas para quitarse el hambre. A quién no le darían arqueadas de asco si le obligan a comerse una comida que tiene una hora de fría? en fin, que hasta ahora que estoy en terapia no me habia enterado que mi negación a comer era por no incordiar a mi madre, y que mis manías cochinas eran instintos y defensas para soportar algo insoportable.

Recuerdo que yo no tenía colchón en mi cama, sino una colchoneta toda deshilachada, y que un día mi papá encontró un colchón en la basura y lo recogió para mi. Lo malo es que el colchón estaba en la basura por una razón obvia, ya no servía, y los resortes se me clavaban en los huesos. Recuerdo que me quejaba con mi mama y ella me decia que tratase de dormir en el lado de la cama que los resortes no se salían. Ahora me doy cuenta de que mis papás no me compraban colchón no porque no tuviesen dinero, si no por irresponsables. Nosotros no éramos pobres. Todas las tardes mi papá se iba a beber a un bar y volvía por las noches bocrracho y comenzaba a pelear con mi mamá. Se insultaban mucho. A esa hora se suponía que nosotras estábamos dormidas pero como yo siempre he sido una insomne y siempre he tenido miedo de dormir, lo escuchaba todo, todo. Aveces mi papa sufría deirium tremens (esa cosa espantosa que le sucede a los alcohólicos cuando el nivel de alcohol en la sangre es muy elevado) y decía muchas cosas absurdas o corría por toda la casa abriendo las ventanas imaginando un fuego que nos quemaba pero que no existía. Aveces era mi mamá que abría las ventanas pero para intentar suicidarse. En ambos casos mis  hermanas y yo éramos quienes los convencíamos de que todo estaba bien y de que volviesen a sus camas a dormir.

Recuerdo que a los ocho años pesaba 16 kilos y me pesaba todos los días para ver si había logrado subir algo. Se suponía que tenía que engordar hasta 21, pero no lo lograba y me frustraba ser asi de monstruosa. Me cortaba las yemas de los dedos con las gillettes de mi papa, pero no tengo ni idea de por que lo hacía. Creo que la realidad la tenía muy lejos, porque si recuerdo que pensaba que talvez la próxima vez que pasase los dedos por la cuchilla talvez no me iba a cortar. A los diez pesaba 21 kilos. Eso es lo que se supone que uno debe pesar a los 8.

Recuerdo que a esa edad me salí por la ventana a ver qué se sentía. La señora de servicio siempre lo hacía para limpiarlas, habia un borde bastante grande en la jardinera. Mi mamá también lo hacía cada vez que se quería suicidar. Así que a mí no me parecía una locura. Pero claro, a mi sí me pegaron por loca. La correa era de plástico, gruesa, negra y con pepas blancas. Despues mi mamá tan buiena ella, me dio una crema para las marcas de las piernas. 

A los 17 pesaba 40 kilos. Tenía que engordar 5 para llegar al "ideal" que eran 45. No el balde para mí la comida ha sido siempre una obligación y no un disfrute.

Otro día seguimos con el resumen, que me "tengo" que tomar mi sopita...

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno tia no mas quisiera decirte algo lindo pero despues de semekante "primera parte de mi vida" me has dejado un tanto atontada, como luego de mandarme por la gargante un coctel de valium y licor.

Lamento muchisimo este pasado totalmente disfunsional y dejame decirte si lo comparamos con tu ahora, no estas para nada jodida. Yo creo que en tu lugar habria terminado siendo una loca sociopata de primera linea o tal vez una asesina serial .. quien sabe.

Disorder† dijo...

Eres tan compleja, y pasaron muchas cosas pero vos sabes que ahora SOS UNA MUJER EXITOSA, y a pesar de los problemas estás acá para vivir.


Adriana dijo...

Tranquila Morena, esas cosas ya pasaron y mi ahora como dices es diferente. Estoy en el ejercicio de desmontar el miedo y de aprender a desaprender las conductas enviciadas de la infancia para poder avanzar desde dentro y no tan solo desde fuera :)

cuidate bonita

Adriana dijo...

Disorder: si, como le dije a Morena, yo reconozco que mi presente es inversamente proporcional a todo ese dolor de mi infancia (u eso que solo hice un resumen resumido, ahora es que falta :))

Sin embargo no puedo solamente alejar mi vista del dolor y mirar tan solo hacia adelante o al presente. Hay cosas en mi presente que soy incapaz de disfrutar. hay compulsiones que nacieron en el pasado, y tan solo volviendo al infierno y rescatando a la niña que fui, puedo realmente hacer que la mujer que soy sea realmente feliz.

Besito y gracias por leerme

Anónimo dijo...

Chase, solo recuerda que infancia no es destino. Lamento toda la mierda por la que te hicieron pasar de pequeña.

Te quiero.

Dread. dijo...

joder tia, valla infancia.. :S
me has dejado un poco muda..

mc dijo...

Ay mi Chase, lo siento tantisimo.

Bárbara dijo...

A veces vivimos ancladas en el pasado...y eso es lo que no nos permite crecer y vivir. Te entiendo perfectamente, es duro, vivir con ese tipo de recuerdos...

Sin embargo, te digo, que si, eres una dibujante genial, una persona maravillosa y tienes mucho que dar al mundo, no lo olvides.

Un abrazo enorme!!!

Adriana dijo...

Blueberry: La infancia no es destino que poeta que eres!

Adriana dijo...

Dread... y lo que falta, pero no se me traumaticen, que ya todo eso pasó :)

Adriana dijo...

mc: :) te quiero!

Adriana dijo...

Martina: NO, no vivo anclada en el pasado, lo estoy usando para entender... y eso será parte de otro post. Como dices, tengo mucho que dar y parte de eso es mostrarle al mundo lo que he ido logrando aprender de mis experiencias con la esperanza de que que eso ayude a otros. :)